Época: Arte Drávida
Inicio: Año 888
Fin: Año 1200

Antecedente:
Las primeras dinastías

(C) Miguel Cortés Arrese



Comentario

Los Cholla sustituyen a los Pallava en el gobierno del sur de la India en el año 888, tras la victoria del príncipe Cholla Aditya (870-906). La dinastía Cholla aparece ya mencionada en el "Mahabharata" y es precisamente de su nombre del que deriva el de su reino: Coromandel (Chollamandalam). También su capital, Thanjavur (el Tanjore francés), que va a centralizar el gobierno desde los siglos IX al XII, era la mítica residencia del gigante Thanjar.El momento de máximo esplendor lo constituye el reinado de Rajaraja II (985-1014); es el primer soberano de la India del sur que con una conciencia plenamente histórica manda registrar cada acontecimiento de su gobierno.Gracias a su crónica sabemos la extensión exacta de su territorio, la anexión de Karnataka y Kerala, y la conquista de la isla de Sri Lanka; creó una flota y una armada, y una administración civil. Fue un ferviente adorador de Siva y el responsable de la expansión de su culto y de su iconografía por toda India meridional y por gran parte del Sudeste Asiático.Thanjavur fue un centro fundamental de irradiación cultural, debido al auge de los talleres artísticos y a la actitud intelectual y universalista de sus soberanos; su corte reunía literatos, filósofos, músicos y una legión de escribanos. Actualmente sigue siendo famosa por su escuela de danza y música, y el célebre festival de Tiruvayyaru (en el mes de enero) es el más prestigioso del sur de India.Rajaraja engalanó Thanjavur con palacios y templos (hay registrados hasta 75 templos dedicados a Siva), y ordenó la construcción en el año 1000 del mayor templo drávida, que se convertirá en el modelo cultural de toda la arquitectura Cholla: el templo de Brihadisvara (Brihadeshvara, Gran Señor), también llamado Rajarajeshvaram (Adoración del Rey de Reyes), que está dedicado a Siva Rudra, es decir a Siva como potencia purificadora del fuego.El templo se encuentra dentro de un gran recinto amurallado (270 por 140 m) al que se accede por una puerta torneada (un gopuram construido por los Pandya en el siglo XIII). A pesar de las numerosas mandapas laterales que se adosan a la muralla (la mayoría pertenecientes al siglo XVIII) y de unos pocos templos salpicados por el recinto (el de Devi del siglo XIII y los de Ganesh y Subrahmanya del siglo XVII), toda la atención se centra en el espectacular vimana (cubierta torreada drávida que equivale al sikara del norte) que cubre el sancta-sanctorum o garbha-grya.El vimana eleva 13 pisos troncopiramidales que parten de una base cuadrada de 30 m de lado, alcanza una altura de 66 m y se cubre con una stupika monolítica de 80 toneladas, cuya ubicación y traslado todavía hoy resultan polémicos. A sus pies se adosa un jaga-mohana y, a continuación, una gran mandapa hipóstila como sala de oración.Totalmente exenta y a los pies del templo se eleva otro pabellón de columnas que guarda una colosal estatua del toro Nandi.Todos los edificios se construyeron en sillares de granito perfectamente labrados y ensamblados sin ningún tipo de hormigón. Pero la espectacular altura del vimana, a base de superposición de pisos adintelados, sin apenas contrafuertes ni arquitrabes de descarga, se logra gracias al ligero ladrillo esculpido con el que se construye esta cubierta.El conjunto se planifica según los "Vastu-Sastras", siguiendo rigurosamente el "Padmagarbhamandala" que, a partir de este momento, será el mandala clásico del arte drávida. El Padmagarbhamandala, o del Loto Sagrado, cuenta con 16 por 16 partes, de las cuales 16 corresponden al Brahmasthana (Esencia Divina), 84 al dominio de los dioses, 96 al mundo de los hombres y 60 al indefinido espacio de los espíritus.El Brihadisvara es sin duda alguna una de las principales joyas del arte indio, tanto por la sorprendente audacia en las proporciones arquitectónicas como por la admirable minuciosidad en el detalle decorativo. Entre los restos de pintura que decoran los murales de todo el recinto hay que destacar las bailarinas celestes que decoran el interior del garbha-grya; y entre las esculturas, los altorrelieves de guardianes, de dioses secundarios como Vishnu y Lakshmi, del hijo de Siva Ganesh (el dios elefante) y las múltiples advocaciones de Siva: el Harihara (mitad Siva, mitad Vishnu), el Ardhanarishvara (mitad hombre, mitad mujer) y el Gangadhara (Siva Ganga).Hoy es uno de los monumentos histórico-artístico más mimado por el Archaeological Survey of India pero, salvo en temporadas de festivales religiosos, es difícil imaginar el poder de este gran complejo atendido por 400 devadasi (sirvientes del dios), más una caterva de brahmanes, músicos y danzantes; funcionaba también como un auténtico banco cuyos depósitos contenían 186 kg de oro, 224 kg de plata y 93 kg de piedras preciosas, que financiaban empresas comerciales y marítimas.De menor interés, pero otra gran obra arquitectónica, resulta el templo de Siva en Gangaicondachollapuram, construido en el reinado de Rajendra I (1014-1045) a exacta imitación del de su padre en Thanjavur pero a escala reducida.Otra de las maravillas del arte Cholla lo constituye la estatuaria en bronce formada por las numerosísimas imágenes de culto que se adoraban en los garbha-grya de los templos. Esta producción masiva de bronces se realizó para cubrir el culto a Siva no sólo de Coromandel sino también del resto de India y, aún más allá, de las colonias ultramarinas de Sri Lanka, Birmania y Java.Desde el siglo X d. C. la iconografía sivaítica no ha hecho más que repetirse y todavía se siguen reproduciendo las imágenes Chollas para cubrir el mercado actual (tanto cultural como turístico). Ese típico ídolo indio que hoy podemos encontrar incluso en almacenes occidentales no hace más que reproducir en mala calidad, amaneradamente y hasta la náusea, los bronces Cholla. Admirados justamente por los británicos, fueron objeto constante del coleccionismo decimonónico, pero todavía podemos admirar una gran cantidad de estos bronces en todos los museos indios, especialmente en la Galería de Bronces del Government Museum de Madrás y del Palacio de Thanjavur.Entre los muchos tipos de advocaciones de Siva definidos por los Cholla en estos excelentes bronces, quizá pueda ensalzarse todavía más la imagen del Siva Nataraja o Rey de la Danza: una sola pieza realizada a la cera perdida, sin soldaduras, que sobrepasa el metro de altura. En medio de una aureola cósmica llameante, Siva baila triunfando sobre la ignorancia (un niño monstruoso, bajo su pie). Ataviado como un príncipe Cholla, su tocado recoge a la diosa Ganga, que se diluye suavemente por sus cabellos extendidos. Su omnipotencia se manifiesta en la multiplicidad de brazos; la mano posterior derecha lleva el tambor, símbolo del ritmo, del pálpito creador, y la izquierda el fuego de la destrucción, también de la purificación en la incineración; el brazo anterior derecho presenta la abhaya mudra o gesto de ausencia de temor, y el izquierdo se balancea con la flexibilidad y fortaleza de la trompa de elefante o gesto de gafa-hasta.Su actitud zigzagueante en flexión extrema o athibhanga traduce la agitación de su danza cósmica, el esfuerzo de su acción constructora y destructora; porque como dios de la muerte, Siva es también potenciador de la vida, porque no hay vida sin muerte en el sistema de purificación kármika.